lunes, 23 de julio de 2012


La población que más crece es la que pasó los 80 años

POR MARIANA IGLESIAS

Siete de cada 10 son mujeres, que en promedio viven 5 años más que los hombres. Y cada vez son más los que llegan a la octava década con buena salud. Alertan que en la era de la longevidad es clave cuidar desde jóvenes al viejo que vamos a ser.




Cuarta edad. Envejecimiento frágil. Envejecimiento exitoso. Envejecimiento del envejecimiento. Los títulos han comenzado a circular ante una evidencia que se impone: la gente vive más, mucho más. En Argentina hay un millón de mayores de 80 años, son el 2,5% de la población y el grupo que más creció en este tiempo. Los dos últimos censos lo marcan claramente: entre el 2001 y el 2010 los de 80 son un 32% más. Ninguna otra franja etaria subió tanto, todas rondan el diez por ciento, y los menores de 10 años incluso decrecieron. El envejecimiento de la sociedad es el gran desafío de la época, ya que implica cuidar, contener y mantener a miles de personas vulnerables.
“La pirámide poblacional se ha invertido. Antes era de base ancha y punta angosta, ahora de base angosta y punta cada vez más ancha. Se debe a que se redujo la mortalidad infantil y a las pastillitas verdes, rojas y azules que estiran la vida...”, dice un poco en broma Juan Hitzig, médico, biogerontólogo .
La pirámide se feminizó: ellas viven en promedio cinco años más.
Siete de cada diez mayores de 80 son mujeres . La población de los geriátricos también envejeció: “Un 2% de la población adulta vive en geriátricos y el 80% de ellos son mayores de 80 años”, dice Ricardo Iacub, de la Cátedra de Psicología de la Tercera Edad y Vejez de la Universidad de Buenos Aires. Y dice más: “La gente mayor hoy llega en mejores condiciones. Quieren ser autónomos. Se los ve en gimnasios, talleres. Las ciudades deberían ser más amigables con ellos, lo que significa que no haya veredas rotas, que los colectivos paren en las paradas...”.
Gente grande a veces significa enfermedades, discapacidades, por eso los especialistas hacen hincapié en la formación de profesionales. “A partir del Censo 2001, en el que notábamos la perspectiva del envejecimiento poblacional como consecuencia de la disminución de la fecundidad y del incremento de la longevidad y previendo que la franja etárea que más crecería sería la de 80 y más, dimos inicio en la Escuela de Ciencias del Envejecimiento de la Universidad Maimónides el dictado de la Licenciatura en Gerontología y el posgrado Especialización y Maestría en Psicogerontología. La perspectiva era que para el 2015 esa franja crecería un 62%, lo cual se ve confirmado. No solo hay que preparar profesionales para atender a esa franja etárea, sino que también es imperioso que incorporen el enfoque preventivo para ayudar a la gente, desde edades jóvenes, a prepararse para esa perspectiva de vida longeva, para que el proceso transcurra de un modo óptimo”, explica desde Maimónides Graciela Zarebski. Hizgig va por la misma línea: “El envejecimiento es un proceso de toda la vida.
En la era de la longevidad es importante cuidar desde jóvenes al viejo que vamos a ser ”.
“De 1950 a hoy las personas de más de 80 años en Argentina se multiplicaron por 12 . Se debe a múltiples motivos, pero fundamentalmente por el mejor control de las infecciones, los factores de riesgo vascular, el avance de la cardiología clínica e intervencionista y la medicina en general. La vida se alarga y se gana en experiencia y sabiduría, aunque los huesos se vuelven más frágiles, las arterias se ponen más rígidas y las neuronas más lentas. Así, la mayor fragilidad de la longevidad trae caídas, accidentes viales, depresión, delirium y la declinación cognitiva. Si pensamos en el cerebro, los enemigos más importantes son los mismos que para el corazón: la hipertensión, el colesterol, el sedentarismo, el tabaco, la diabetes, el estrés y la ansiedad. Se agregan la depresión y el Alzheimer”, sostiene Fernando Taragano profesor Titular de Psiquiatría e Investigador Principal, del CEMIC.
Para Mabel Ariño, directora de la Cátedra de Demografía Social de la UBA, “el aumento de la población que supera los 80 años se explica por el aumento de la esperanza de vida al nacer (EVN), que para 2015 se estima en 74.2 años para los varones y 81.7 para las mujeres. Existe una asociación positiva entre la EVN y el PBI por habitante. El mayor ingreso podría considerarse causa de la mejor salud que se alcanza por mejor educación, nutrición, vivienda, sanidad y demanda por servicios de salud. Una medida política que favoreció las condiciones de vida de las personas mayores fue la ampliación de la cobertura jubilatoria, que implica mayor cobertura de salud”.
Los especialistas coinciden: el envejecimiento es un desafío para el Estado. Taragano propone el plan Nacional Alzheimer, el Aeróbico y el Alimentario. Iacub insiste con lograr una ciudad amigable. Zarebski, con la formación de profesionales, que debe incluir cuidadores domiciliarios. Dice Hitzig: “El gran cambio hay que hacerlo en el respeto y cuidado de los fondos del sistema jubilatorio. Hay que mejorar la condición económica de los mayores. La tranquilidad económica contribuye desde lo psicobiológico a sostener la salud de la población mayor, propiciando el envejecimiento saludable y retardando la discapacidad”.
A planificar entonces. En Argentina ya hay 3.500 centenarios.

viernes, 20 de julio de 2012


Actividad física en adultos mayores.

Con la presencia del Profesor Ernesto Bardelli, en julio, retomamos la actividad física. Sin dejar la diversión a un lado, la ejercitación física diaria puede contribuir al bienestar de las personas mayores ya que evita el sedentarismo, ayuda a conservar un peso saludable y fortalece los huesos, cartílagos, ligamentos y tendones. 
Por supuesto, si no estamos acostumbrados al ejercicio tenemos que incorporarlo de manera lenta, pero progresiva (de menos a más). Es aconsejable realizar 30 minutos de actividad física, cada día, o dividir dicha  actividad en tres fracciones de 10 minutos para que el cuerpo, poco a poco, vaya asimilando el ejercicio como un hábito saludable.

(imágenes de actividad física coordinada por el Prof. Ernesto Bardelli)











miércoles, 18 de julio de 2012


BUENA VIDA

SALUD

TALLERES PARA LA MEMORIA


Siempre es una buena idea ejercitar la memoria

POR ALEJANDRO GORENSTEIN / ESPECIAL PARA BUENA VIDA

Los olvidos de la edad son un tema a considerar, ya que si bien muchas veces no indican problemas mayores, en otras son el síntoma de enfermedades que necesitan tratamiento. Cómo diferenciarlos. Encuentros para mantener la mente ágil.



Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2020, en América latina habitarán alrededor de 200 millones de personas de más de 60 años, y se estima que para 2050, el 22% de la población mundial será mayor de 60 años, cuando en la actualidad  solamente hay un 11%.


La Argentina no está ajena a esta tendencia. Según el censo 2012, la expectativa de vida de nuestra población es de 76 años y, actualmente, los adultos mayores representan el 14,2% del total.


Al respecto, uno de los problemas que más preocupan a los especialistas en tercera edad es la pérdida de memoria, que en algunos casos suele ser el síntoma inicial y más característico de la enfermedad de Alzheimer, la causa más frecuente de demencia.


“Hay que aclarar que existen los olvidos benignos o normales, cuando uno olvida algo en determinado momento, pero puede evocarlo más tarde, como, por ejemplo, un número de teléfono o el nombre de una persona que acabamos de conocer. Son muy distintos de los olvidos patológicos, donde no se puede recordar una escena o vivencia completa, o aparece un episodio de confusión grave donde la persona se desorienta y no sabe, por ejemplo, cómo regresar a su propia casa o a un lugar conocido. Éstos últimos requieren una consulta profesional”, advierte Gonzalo Abramovich, psicólogo y director del Centro de Atención Integral para Adultos Mayores de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA).


Sus causas
Las principales causas de la falta de memoria son la deficiencia de vitamina B12, problemas con la glándula tiroidea y el estrés, que son curables. Pero también están las causas tratables, como ocurre con las enfermedades degenerativas, dentro de las cuales el Alzheimer es la más común. Otra posibilidad es que la memoria se vea afectada como consecuencia de un traumatismo de cráneo encefálico y lesiones cerebrales, como el accidente cerebro vascular (ACV).

 “Existe una entidad clínica llamada 'amnesia global transitoria?, que afecta la memoria inmediata y a corto plazo, que se resuelve dentro de las 24 horas. Esta enfermedad no está vinculada con la pérdida de memoria a largo plazo o con la enfermedad de Alzheimer, y ni siquiera es predictiva de afectación de memoria posterior. En cambio, hay causas crónicas, aquellas que se van desarrollando a través del tiempo y son progresivas. Aquí sí aparecen las enfermedades propias del cerebro, que pueden expresarse durante muchos años”, explica la doctora Marcela Cohen, neuróloga de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina.

Indicios a tener en cuenta
Alteración de la memoria reciente (lo que se hizo durante el día), ser reiterativos, olvidar lo que les contaron, desorientación en la calle, olvido de citas o de llamados, confusión con respecto al dinero, olvido en el pago de cuentas y organización de la casa, tener que releer el capítulo de un libro que se está leyendo por no recordar su argumento, olvidos de nombre de personas frecuentadas habitualmente; dificultad para planificar almuerzos familiares, cantidad de comida y/o bebida que deben preparar o comprar, y aumento de errores en el trabajo habitual son algunos de los principales indicios a los que deben estar atentos los familiares de estas personas.

Un proceso gradual
La pérdida de memoria de origen degenerativo comienza en forma insidiosa, y se va acentuando a medida que pasan los años si no se realiza una intervención terapéutica adecuada en los estadios iniciales de la enfermedad.

“En caso de lesiones adquiridas, generalmente los problemas de memoria son de carácter no progresivo y compensables mediante estrategias externas e internas de ayudas-memoria, como ser uso de agendas, alertas en los celulares o en otros implementos tecnológicos, uso de calendarios, etc.”, detalla la licenciada Liliana Sabe, jefa de la Sección de Neuropsicología del Servicio de Neurología Cognitiva de la Fundación FLENI. Y agrega: “Siempre hay que consultar con un neurólogo especialista. El estado clínico general, la motivación y estado anímico, y la frecuencia de la ocurrencia de los síntomas de pérdida de memoria, son las cosas más importantes a considerar”.
Talleres grupales
En la ciudad de Buenos Aires existen diversas instituciones que brindan talleres, en su mayoría gratuitos,  pensados para los adultos mayores que quieran rehabilitar su memoria.  

En el Hospital Tornú, por ejemplo, todos los jueves, 55 personas de entre 60 y 90 años participan de las actividades para mejorar el funcionamiento cognitivo en general, la capacidad de memoria, el lenguaje, la atención, la concentración y el razonamiento por medio de ejercicios y juegos motivadores.

“También recurrimos a la expresión corporal, gimnasia recreativa y a juegos grupales que faciliten el desarrollo o la recuperación de las potencialidades que cada integrante posee. Principalmente, tratamos de transmitir buen humor, respeto por el otro, de compartir conocimientos sobre salud y concientizar sobre la importancia de la prevención”, sostiene Liliana Vázquez, coordinadora de los talleres del Área Programática del establecimiento.

En AMIA, por su parte, el Centro de Atención Integral para Adultos Mayores brinda talleres de estimulación de juego y memoria para 25 personas que son beneficiarias de programas sociales y que asisten de lunes a viernes al centro integral. Además, trabajan con una población de adultos mayores que no atraviesan una situación de vulnerabilidad socioeconómica y pueden participar  de estos talleres por una cuota mensual accesible.

En INECO, funciona el grupo de estimulación cognitiva destinado al ejercicio sistematizado de funciones cognitivas conformado por cinco o seis personas que participan de estos encuentros de aproximadamente 45 minutos, en un ambiente de integración social, para favorecer el intercambio entre pares. Son talleres arancelados.

Evolución
Generalmente, en los talleres, los adultos mayores plantean la preocupación que les generan los olvidos que comienzan a notar para nombres propios o recuerdo de citas o eventos.

Pero muchas veces, los pacientes refieren dificultades de atención que interfieren, por ejemplo, en sus hábitos de lectura. Otros también manifiestan dificultades para nombrar objetos, que generalmente se confunden con olvidos. Por eso, estos ejercicios necesitan de la intervención  de profesionales capacitados en neuropsicología, que puedan distinguir los distintos motivos de consulta, para poder diseñar intervenciones adecuadas.

“El proceso de evolución es muy favorable. Al ser un tratamiento no farmacológico de la memoria, los efectos secundarios son inexistentes. Los pacientes, si mantienen con regularidad las sesiones una vez por semana y realizan las pautas y directivas brindadas en el taller, tienen una buena evolución”, afirma Sabe.

Socialización entre pares
Además de todos los progresos neurológicos y cognitivos, estos talleres brindan el beneficio de vincularse con pares. “La posibilidad de aprender con otros, jugar, divertirse, pero también ser interpelado por los demás, constituye un gran estímulo. Muchas personas padecen la soledad y el aislamiento y estos grupos, al tiempo que persiguen el objetivo de mejorar las funciones cognitivas, permiten conocer a otras personas, relacionarse y hacer amistades, lo que sin duda es muy bueno para la salud y el mejoramiento de la calidad de vida”, sintetiza Abramovich.

“Permitirse asistir al taller rompe con la soledad e inserta en lo grupal. Eso sólo ya es motivante, se preparan para el encuentro, van a la peluquería o se arreglan, intercambian ideas y hasta se encuentran fuera del hospital a tomar café en la confitería del barrio. Otros hacen programas los fines de semana y van al teatro, descubren nuevos amigos y ese es un antídoto contra muchos males. Tienen proyectos”, resume Vázquez.

Más información:

Fundación FLENI: http://www.fleni.org.ar



Área Programática del Hospital Tornú: http://juegotecaayekantun.blogspot.com.ar/


Talleres del Hospital Tornú: www.talleresdeltornu.com.ar





Junio fue un mes de intenso trabajo.
Continuamos ejercitando la memoria, la coordinación, la capacidad de atención y la recreación corporal.
Además, dimos inicio a un módulo teórico-práctico de trabajo “reparador del sueño”, para lo cual contamos con el valioso aporte de la Dra. María Eugenia Lacour [médica inmunóloga y danzaterapeuta], quien coordinó dos encuentros introductorios al tema y su importancia para mantener una Salud sana y pro-activa.

(Fotos del último encuentro de junio)










lunes, 2 de julio de 2012




Hábitos necesarios para vivir 100 años

Un reciente estudio reveló que hábitos saludables como dormir bien y mejorar la dieta incrementarían las posibilidades de que una persona sea longeva.
Si bien la genética tiene una incidencia alta, los hábitos que cada uno elige son de gran influencia a la hora de pensar en los años por vivir de una persona.
Una investigación de United Healthcare observó la forma de vida de centenarios y personas que tienen entre 55 y 67 años (nacidos al final de la Segunda Guerra y hasta 1960) para conocer los "secretos del éxito del envejecimiento" y evaluar si los más jóvenes están tomando las medidas necesarias para celebrar su cumpleaños número 100.
A finales de 2010, Estados Unidos contaba con unos 72.000 centenarios, de acuerdo con la Oficina del Censo. Para 2050, ese número se espera que alcance más de 600.000.
¿Cuáles son los hábitos que personas centenarias han experimentado?

1- Dormir 8 horas diarias.
2- Ocho de cada diez admitieron consumir una comida equilibrada de manera regular.
4- Actividad espiritual.
5- Actividad social: amigos, familia, los afectos con frecuencia.

Los mayores que nacieron antes de 1960 han mostrado hábitos parecidos, aunque reconocen que el consumo de comida equilibrada es menor al de sus antecesores, así como dormir menos (sólo 38% admitió que consigue dormir 8 horas diarias).

Los hábitos saludables no sólo se vinculan con la dieta y las horas de sueño, también la actividad espiritual y afectiva aparece como un elemento relevante de la vida de los que están disfrutando de su vejez o en la última etapa laboral de su vida.

Fuente: Infobae